no somos llamados a volvernos unos entretenedores de cabras. Sin lugar a dudas, no convertirá cabras en ovejas al apelar y saciar sus deseos que tienen como cabras. ¿De veras creemos que la Palabra de Dios, por su Espíritu, transforma y enfurece a los hombres? Si lo creemos, para ser evangelistas y pastores, los que apacentamos ovejas tenemos que ser hombres de la Palabra de Dios. Ahora bien, considere lo que esto significa. La Palabra de Dios, la ley de Dios, “la ley real”, conforme
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